Desde el instante en que nacemos, una gran parte de nuestra relación con nuestros semejantes está dirigida a agradar nuestras pretensiones. Llevar a cabo peticiones razonables. Sea concreto y franco. Piensa primero si verdaderamente precisas lo que solicitas. Sé humilde y no amenaces. Ponte en la piel de la persona a la que le vas a soliciar un favor.
Jamás olvides que «en soliciar, hay ofrecer», y no es un llanto que te afirmaba tu abuela y en este momento yo, es la pura red del mundo, resumida en 6 expresiones. Pues jamás va a ser lo mismo “soliciar” en tono riguroso que en la sutileza de soliciar algo, hmmmm, bueno, pienso que te confundí, voy a tratar de ser mucho más claro.
Siempre y en todo momento creí que si vas a soliciar un favor, debes llevarlo a cabo con felicidad, estilo y los pies en el suelo; proseguir un mero protocolo de cortesía con la otra persona y llevar a cabo esto no te garantiza de ningún modo conseguir el favor, pero hay unas mínimas cosas que hay que llevar a cabo antes de soliciar un favor, ya conoces, atar el sí. Por el hecho de que si vas a solicitarle algo a alguien, por lo menos tómate el tiempo de ser cortés, por el hecho de que salvo que seas un multimillonario, una celebridad o un intelectual extravagante, no puedes pasar por la vida sin inquietarte por la gente que conoces. . desea cosas de.
Puerta en la cara
Esta técnica radica en solicitarle a alguien un enorme favor. (Tan enorme que andas convencido de que te va a cerrar la puerta en las narices). La «víctima» por supuesto se negará.
Y después le pedirás un pequeño favor, el que verdaderamente deseas. Un caso de muestra:
Que la puerta está ardiente
Está bien ingresar por una puerta fría, eso si no te conozco de nada. Pero entienda que si contamos contactos anteriores, me va a ser mucho más simple encontrarlo, tener un concepto de quién es usted y por qué razón debería importarme. No tengas dudas en decirme que eres esa muchacha que conocí liberando al mundo Rousjdha88_alpha del alarmante ataque de los midiclorianos zombis. Una experiencia como esta, donde comimos cecina de búfalo azul y nos juramos amor eterno en frente de las puertas de Tannhäuser, no es algo que voy a olvidar próximamente.
Pero si me enviaste un correo hace un mes diciendo que te agradó mi libro, asimismo está bien, sí.
Primero. Ponte en los zapatos de la otra persona.
Comunmente pensamos en nosotros, pero si solicitas un favor es pues deseas algo de alguien, conque mucho más te vale que te imagines cuál es la situación de esa persona, qué predisposición tiene a hacerte un favor y qué problemas tiene la posibilidad de tener.
Poniéndote en el sitio del otro, puedes diseñar la iniciativa de forma que no perjudique al otro. Además de esto, te deja comprender las objeciones que te puede llevar a cabo.