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Cómo puedo saber cuáles son mis dones espirituales

    Para recibir los dones del Espíritu debemos realizar lo siguiente: Purificar nuestra vida. Debemos purificar nuestras vidas arrepintiéndonos de forma continua de nuestros errores. Obedecer los mandamientos. Veloz. A rezar.

    Quizás notaste –o alguien te lo ha dicho– que tienes una enorme intuición…

    …quizás tienes sueños muy vívidos que se terminan realizando situación.

    Dones de poder:

    Es una manifestación sobrehumano del Espíritu Beato que le da al fiel la capacidad de opinar confiadamente en Dios en cualquier cosa en un instante concreto, como Dios cree. Ciertos géneros de fe que no forman una parte del «don de fe» son: el don de fe es distinto de la fe salvadora. El don de la fe se recibe solo tras la salvación. Es verdad que la fe salvadora es el don de Dios al pecador, a fin de que logre recibir a Jesús.

    No obstante, el don de la fe es un don del Espíritu Santurrón que deja que ocurran los milagros. La fe salvadora obra según el plan en el cumplimiento de las promesas, y la fe prodigiosa obra en las cosas inopinadas. El don de la fe es diferente de la fe general o de la medida de la fe.

    Milagros:

    La gente que tienen este don tienen la posibilidad de efectuar señales poco comúnes que van alén de las leyes naturales para manifestar el poder de Dios en una situación concreta.

    Es la persona que recibe revelaciones del Espíritu Santurrón para suplir pretensiones en la iglesia, para ofrecer exhortación o consuelo.

    Nuestros distintos dones

    ¿De qué manera debemos ser precisamente un pueblo misionero? El Espíritu Beato une a todos y cada uno de los fieles como un solo cuerpo y nos capacita para la misión. Todos acercamos algo nuevo a la mesa, pero juntos debemos marchar en armonía: «Nosotros, que somos varios, somos un cuerpo en Cristo, cada uno de ellos integrante del otro» (Romanos 12:5).

    El Señor nos ha bendecido a todos nosotros con algunos dones y capacidades. Estos dones nos asisten como integrantes del cuerpo de Cristo conforme avanzamos juntos en la misión. Nuestros dones son distintos, pero Dios los agrupa para exactamente el mismo propósito (1 Corintios 12:4-7). Los distintos dones de cada individuo se complementan entre sí y trabajan juntos por el bien común de fomentar el reino de Dios aquí en la tierra.

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