Empieze por estimar estos diez consejos para supervisar la furia. Piensa antes de charlar. Tras calmarse, exprese su malestar. Haz ejercicio. Ofrecer un tiempo. Detectar probables resoluciones. Emplea afirmaciones en primera persona. No almacenes rencor. Utiliza el humor para dejar en libertad la tensión. ¿Mas cosas? ?
¿De qué forma supervisar la furia?
Eso es precisamente lo que se preguntan los pacientes, puesto que frecuentemente es bien difícil supervisar la inclinación combativa o enojarse sin asistencia externa.
La furia es una emoción caracterizada por un veloz incremento de la continuidad cardiaca, la presión arterial y los escenarios de norepinefrina y adrenalina en la sangre. Asimismo es común que la persona que experimenta furia se sonroje, sude, apriete los músculos, respire mucho más veloz y vea un incremento de la energía corporal.
Solicita un “tiempo fuera” para liberarte de tu furia
En ocasiones pasa que no puedes meditar con claridad gracias a la furia. En el momento en que te halles poco a poco más irritable, es preferible ofrecer un paso atrás, abrir la ventana a fin de que entre aire limpio o ofrecer un recorrido por un parque. Cualquier cosa se utiliza para desviar la atención del inconveniente.
De todas maneras, lo idóneo es seleccionar una actividad que te realice meditar en otra cosa. Lee un tanto, escucha música, haz ejercicio, mira un capítulo de tu serie preferida… Cualquier cosa que te ayuda para calmarte va a ser bienvenida.
Reconoce las señales de alarma
En el momento en que la bomba está a puntito de reventar, hay señales de alarma que, al identificarlas, te asistirán a admitir que te andas enfadando y por consiguiente ser tú quien logre recobrar el control y de esta manera tomar mejores resoluciones. Ciertas de estas señales tienen la posibilidad de ser:
– Pensamientos: “le pegaba”, “lo odio”, “me molesta”, “se ríe de mí”, “es un…”. , etcétera.
Explore lo que hay tras la furia
Los inconvenientes de furia de manera frecuente brotan de lo que aprendemos de pequeños. Si observamos en nuestra niñez que chillar, pegar o tirar elementos es común en nuestra familia, tenemos la posibilidad de meditar que es de esta forma como hay que expresar el enojo. Además de esto, los acontecimientos traumáticos y los altos escenarios de agobio tienen la posibilidad de hacernos mucho más susceptibles a la agresión.
Para expresar apropiadamente nuestras conmuevas, hemos de estar conectados con lo que sentimos. Nuestra furia de manera frecuente disfraza otros sentimientos como la vergüenza, la inseguridad, el mal, la puerta de inseguridad, etcétera. Como es natural, la furia asimismo puede ser un síntoma de problemas médicos sicológica como depresión, ansiedad, trauma o agobio crónico.
5 géneros de furia
La psicología ha reconocido por lo menos cinco géneros de esta manifestación humana:
- Furia impetuosa o protectora: hace aparición en el momento en que algo es muy repugnante y inaceptable Entras en modo de furia y respondes de forma automática, intentando encontrar desprenderte y anular o aniquilar este impulso. Por poner un ejemplo, en el momento en que te agravian o recibes una acusación que sientes que es injusta.