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Cómo sentir un abrazo

    5 maneras de abrazar sin tocar Expresiones. La mirada, que nos asiste a conectar emotivamente y enfatizar lo que nos encontramos comunicando por algún otro canal. La sonrisa, por el hecho de que sonreír o ser sonreído genera cooperación con la otra persona si bien llevemos una máscara. ¿Mas cosas? ?

    Hay instantes en la vida que son mejores con un abrazo. Estoy persuadida que un abrazo tiene el poder de sanar de 2 formas, para quien lo da y para quien lo recibe, especialmente si son esos abrazos largos y cariñosos.

    Este fácil acto de prolongar los brazos y envolver con ellos a un individuo pertence a las primordiales muestras de aprecio que puede dispensar el hombre. Aun existen estudios que aseguran que tiene características terapéuticas y fisiológicas.

    5 maneras de abrazar sin tocar

    Robles apunta ciertas maneras de sugerir y recibir abrazos sin contacto físico.

    1. Las expresiones. Son poderosos y dan voz a eso que deseamos trasmitir en el momento en que nos abrazamos.
    2. La mirada, que nos asiste a conectar emotivamente y enfatizar lo que nos encontramos comunicando por algún otro canal.
    3. La sonrisa, por el hecho de que sonreír o que nos sonrían genera cooperación con la otra persona si bien llevemos mascarilla.
    4. Movimientos como abrir los brazos, llevar la mano al corazón, publicar un beso con las dos manos o abrazarse en presencia del otro.
    5. Las novedosas tecnologías, enviándonos ‘abrazos virtuales’, por medio de “emojis”, “gifs” o “stickers”.

    Los abrazos y las caricias son precisos todos y cada uno de los días para la salud. No solo en el Día de los Enamorados

    Abrazar y ser abrazado, ofrecer y recibir caricias es realmente bueno para la salud, en el Día de los Enamorados, el Centro Superior de Ciências da Saúde desea rememorar, mediante una colección de estudios, los resultados positivos de abrazos a la salud y caricias, sin olvidar ciertas cautelas.

    Fomenta la aceptación

    Sentir el cariño o entendimiento del otro mediante un abrazo fomenta el vínculo que ayuda al confort y la aceptación. En el momento en que alguien está preocupado o triste, un abrazo puede ser la solución para sosegarlo y hacerle comprender que todo va a estar bien.

    El poder de un abrazo va alén del instante en que uno siente el calor del otro, sino impulsa los sentidos, ofrece amor, acompaña, resguarda, tranquilidad, inspira y añade promesa a la vida de quien lo recibe . Esta acción frecuentemente invita a la persona a proseguir adelante y sobrepasar sus temores, por muy oscuros que sean.

    Preciso para el avance

    El aprecio, aparte de ser una manera principal de comunicación que da seguridad y confort a lo largo del primer año de vida, se utiliza para mandar señales que impulsan el cerebro y activan respuestas de desarrollo que afirman un avance saludable. Entendemos que los pequeños recién nacidos privados de contacto físico tienen la posibilidad de padecer cambios orgánicos y mentales. Se demostró que en el momento en que un individuo se aísla a lo largo de un buen tiempo del resto del resto, puede desarrollar una psicosis transitoria o por lo menos padecer trastornos mentales temporales. Las caricias y los abrazos en el hombre son acciones cuya cualidad es insustituible. Significa la cercanía del otro, el sentimiento del otro que actúa instantaneamente recíproco de ofrecer y recibir aprecio, de mantenerlo en su “humanidad”, de aceptarlo espiritual y corporalmente.

    El día de hoy, mucho más que jamás, es requisito ver el ambiente para comprender quién está cerca nuestro, especialmente si hablamos de nuestra familia. La mujer, el marido, los hijos, los progenitores, todos generalmente precisan la seguridad del aprecio mediante una caricia que puede tomar múltiples formas físicas, como un beso, un abrazo, un apretón de manos, una palmada en el hombro o formas verbales. como saludos afables, halagos, ánimos como («¡de qué manera lo hiciste!», «¡tú puedes!», etcétera.). Frecuentemente una manifestación espontánea de aprecio puede diferenciarse entre la vida y la desaparición, la soledad y la alegría, el sentimiento de abandono o de compañerismo, etcétera. En nuestro planeta occidental, para estar comunicados, tendemos a emplear los sentidos de “distancia” (vista y oído) mucho más que los de cercanía (tacto, gusto, olfato). En muchas situaciones, y en ciertas etnias, estos últimos se convirtieron en tabú. La civilización llegó a supervisar las maneras de contacto físico de tal modo que, desgraciadamente, frecuentemente las reducimos a formas beligerantes o sexuales. Se puede decir que entre la multitud «nos acariciamos poco».

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