Las señales son acontecimientos o vivencias que prueban el poder de Dios. De manera frecuente son prodigiosos. Indican y comunican acontecimientos esenciales como el nacimiento, la desaparición y la segunda venida del Salvador. Les recuerda a los hijos de Dios los convenios que el Señor hizo con ellos.
Esta es la narración de una mujer que volvió a opinar, halló a Dios y renovó su fe tras dejarla en el olvido. No la halló yendo a la iglesia, leyendo la Biblia o oyendo a un amigo fiel. Tras un incidente que le provocó daño cerebral, debió regresar a estudiar a charlar, leer y redactar, pero dejó la religión a un lado, archivándola en uno de esos viejos escritorios sucios que todos guardamos en una esquina de nuestro entendimiento.
Lo interesante de todo lo mencionado es que halló a Jesús en el sitio menos aguardado y en el instante menos aguardado: en el momento en que decidió ofrecer un recorrido con su hermano para recorrer el John Muir Trail. La meta de estos hermanos era llegar a la cima del monte Whitney, pero el propósito de Dios era otro: recobrar a su oveja perdida.
El los pies en el suelo y la Biblia
De las sagradas escrituras se infiere que el los pies en el suelo debe formar parte a todos y cada uno de los hombres que se identifican por el los pies en el suelo en la toma de resoluciones. Se relata el tema en los versos de Proverbios y la necesidad de ser sensato o sutil frente a las adversidades o instantes incómodos.
El los pies en el suelo es una mezcla de congruencia, sabiduría y discreción en el momento de accionar según la intención del Altísimo. La gente conocen la manera adecuada de actuar y sostener la tranquilidad más allá del género de inconveniente al que se encaren. Agraciados los que consiguen estos dones y se favorecen al notar la vida como la ve Jehová.
¿Desea que le respondan sus cuestiones navideñas?
¡Te contamos! ¡Consiga un práctico PDF de todas y cada una nuestras cuestiones y respuestas y contenido navideño de manera directa en su bandeja de entrada!
Consiga respuestas a cuestiones como:
El ejemplo de Juan el Bautista
En Juan 1:32-34 leemos:
32 Juan asimismo atestiguó , diciendo que vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma y se posaba sobre él. 33 Y yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me ha dicho: “Aquel sobre quien mires descender el Espíritu y mantenerse sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Beato. 34 Y lo vi y testifiqué que este es el Hijo de Dios.