23 y renovaos en el espíritu de vuestra cabeza, 24 y vestíos del nuevo hombre, desarrollado según Dios, en la justicia y santidad de la realidad. 25 Por consiguiente, desechando la patraña, cada uno de ellos hable con la realidad a su prójimo, por el hecho de que somos integrantes los unos de los otros.
“En lo que se refiere a vuestra vida previo, despojaos del hombre viejo, que se corrompe según los deseos ilusorios, y renovaos en el espíritu de vuestra cabeza y vestíos del hombre nuevo, desarrollado según Dios en justicia y santidad de la realidad.”
Como seguidores de Cristo debemos comprender que hemos fallecido al hombre viejo y que hemos crucificado nuestra carne con sus pasiones y deseos, y que en este momento asimismo somos libres de todo pecado y de toda condenación. En la fe, debemos opinar en él y trabajar todos y cada uno de los días para conseguirlo.
¿De qué manera aceptar si tu pastor es un apóstata?
El versículo 23 afirma: «Más que nada, conservad, ya que, la amabilidad, el aprecio fraternal y la paz que hay en Cristo». Este versículo nos advierte que debemos ser firmes en nuestra fe, singularmente en tiempos realmente difíciles. Es primordial tomar en consideración que la amabilidad, el cariño y la paz son emanaciones del mismo Dios y escenciales para una vida cristiana plena. Debemos buscar estar en paz con todos, en especial con los hermanos fieles, y buscar ser compasivos y cariñosos con todos, por el hecho de que todos nos encontramos hechos del mismo Constructor.
El cristianismo enseña que el hombre se constituye de tres partes: el cuerpo, el alma y el espíritu. La Biblia afirma que el espíritu es lo que da vida al hombre (Juan 6:63). La cabeza es parte del alma, y el alma y el espíritu son lo que nos hace humanos. La cabeza es lo que nos deja meditar, sentir y escoger. El alma es lo que nos proporciona la vida eterna. El espíritu es lo que nos conecta con Dios.
1 Corintios 2:16 nos comunica “Pues ¿quién conoció la cabeza del Señor? ¿Quién te instruirá? Pero disponemos la cabeza de Cristo”
Esto quiere decir que debemos intentar meditar y tener la cabeza de Cristo, podrías leer esto y decir, “esto es realmente difícil, no estoy cerca de meditar como Él ”.
Bueno, si es de este modo, permíteme decirte que Pablo en sus cartas nos ofrece normas visibles para actualizar nuestros pensamientos, venimos con una herencia pecaminosa de Adán.