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Qué dice el Salmo 40 1

    1 Pacientemente aguardé a Jehová, y él se inclinó hacia mí y escuchó mi lamento. 2 Y me sacó del pozo turbulento, del lodo cenagoso; y él puso mis pies sobre una roca y enderezó mis pasos. 3 Y puso en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Varios van a ver esto y temerán, y confiarán en el Señor.

    P. Pedro Arcos Sánchez

    El salmo 40 pertence a los últimos cánticos mesiánicos, y tiene por nombre de esta manera pues se relata en el Nuevo Testamento pues muestra signos claros para la identificación del Mesías.

    Comentario:

    El salmista empieza el Salmo 40 declarando su fe y reconociendo la atención que el Señor exhibe a su relación; en el final del versículo 1 comunica que Dios escuchó su lamento, revelando su interacción.

    Pero es esencial apuntar que la escucha de Dios viene tras una actitud de sumisión y dependencia del servidor; ¡No tenemos la posibilidad de mencionarle a Dios cuándo, de qué forma y cuánto debe accionar por nosotros!

    Salmo 40:1-2 – La bendición de aguardar en Dios

    Aguardar las bendiciones o respuestas de Dios puede no ser simple, pero siempre y en todo momento va a ser la mejor forma. Además de esto, muchas son las oportunidades en que, como humanos, abandonamos el sendero acertado por desesperación y falta de paciencia.

    El Salmo 40:1-2 nos ofrece una imagen clara de la experiencia vivificante de aguardar en Dios. David, desde su historia a la vera de Dios nos sugiere ir a llevar a cabo lo que Él logró. Esto no es para ofrecer un caso de muestra eficaz, sino más bien para hacernos acordar que Dios siempre y en todo momento es leal y está ya listo para bendecirnos.

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