Platón trata este tema del destino del alma en un grupo de mitos en el Fedro, el Gorgias, el Fedón y la República. Al fallecer, el alma inmortal no regresa a su planeta, por el hecho de que no lo recuerda, y reencarna consecutivamente en distintas cuerpos según la perfección alcanzada en la vida previo.
Lourdes J. Bernal
Carácter es destino
En su Carta sobre el Humanismo, Martín Heidegger rastrea el origen de la ética como especialidad en la academia de Platón, adjuntado con la lógica y la física, como unas partes de una filosofía temprana. En verdad, la ética ocupa un espacio preponderante en el pensamiento platónico y hace aparición de forma regular en sus diálogos. En su pieza maestra, La República, Platón fundamenta su iniciativa política en 4 virtudes primordiales que terminarían siendo conocidas en la ética cristiana como virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
Heidegger asimismo cita un fragmento del pensador helénico Heráclito que afirma: ἦθος ἀνθρώπωι δαίμων, que normalmente en nuestro idioma sería “el carácter es el destino del hombre”. Los 2 primeros términos, ethos antropoi, se traducirían como “su carácter es para el hombre”, refiriéndose de nuevo tanto al hogar como a las oportunidades: prácticas, historia, espíritu, entre otros muchos elementos que podrían incluirse en el término “carácter”. . . . . . ”.
El origen del alma
Platón lleva a cabo sus mitos como procedimiento de aproximación a una situación para la que no nos encontramos adecuadamente preparados. Los mitos nos llevan a aquellas realidades para las que la razón no es completamente útil. En uno de estos mitos que podemos encontrar en el Timeo, transmite las próximas ideas sobre el origen del alma:
El Demiurgo edificó el cosmos según un modelo idéntico y traje, apoyado en el Sitio donde están las ideas eternas. morar, entonces el cosmos propósito es una copia perjudicada por el devenir y jamás existe absolutamente. Este ser vivo tiene un alma llevada a cabo por el Demiurgo, de la mezcla de la substancia indivisible y también invariable con la divisible. El Demiurgo consigue de esta mezcla una tercera substancia, que tiene dentro lo mismo y lo otro, que resulta de la identidad del ser (lo mismo) y de la distinción que puede hacerse entre movimiento y reposo, con los que se mezcla, pero en los que es imposible achicar. Entonces mezcló los tres para conformar solo una substancia. De este modo, el alma está formada por exactamente la misma, la otra y la tercera substancia. Dividido y matemáticamente unificado, se desplaza de manera circular, virando en torno a sí mismo y en un movimiento causado por él mismo. Al tomar contacto con elementos de una u otra naturaleza, tiene una reacción estableciendo identidad y diferencia y, más que nada, la situación de las cosas con relación a sus esencias.
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¡El destino está en nuestras manos, no en las estrellas! ¿Qué opinan ustedes? 💫
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La idea de que el carácter es el destino me hace reflexionar sobre nuestras decisiones y cómo afectan nuestro futuro. ¿Qué piensas?
¡Vaya, Platón siempre tiene respuestas sorprendentes sobre el destino! ¿Quién necesita adivinos cuando tenemos filósofos?
Qué interesante reflexión sobre el destino según Platón, me hace cuestionar mis creencias.