Esta aceptación sosiega del propio destino se consigue a través de el control y dominio de las pasiones, impulsos y aprecios por la razón individual, que está en comunicación con la razón eterna y universal que rige el planeta y que fundamentalmente «participa» de él.
El término de resiliencia juega un papel sobrestimado en Occidente. Quizás se logre utilizar a distintas acontecimientos sociales donde la gente se ven obligadas por distintos acontecimientos desfavorables a aguantar y amoldarse a situaciones de puerta de inseguridad popular. No obstante, es un término que puede emplearse a fin de que la gente admitan su irritación como una parte de ellos mismos. Me atrevo a decir que el término de resiliencia, como se ha empleado a veces en el campo «psi», es el estoicismo de nuestra modernidad.
El estoicismo ofrece una ética y una ética, aparte de un sistema filosófico, pero me referiré al modo de vida que ofrece el estoicismo para llevar a cabo en oposición al padecimiento humano. Uno de los más importantes axiomas de los estoicos era admitir el determinismo. Sí, es el determinismo el que impone el destino de los dioses (en el planeta viejo) como se ve en la obra Edipo Rey de Sófocles, donde por más que Edipo intentara huír del destino presagiado por el oráculo de Delfos, siempre y en todo momento lo conseguía. ; de ahí la catástrofe representada por Sófocles.
Admitir no es resignarse
Ni Séneca ni el resto pensadores estoicos suponen que admitir este destino único que nos corresponde equivalga a resignarse. Bastante menos a una amarga resignación, que transporta a la impotencia. En cambio, abogan por que abramos los brazos a eso que nos pasa, entendiendo que todo lo que ocurre es especial. Festeja ese secreto que nos hace totalmente únicos en el planeta.
Todavía disponemos espacio para la acción. Es pequeño, pero existe. Actúa como la oportunidad de seleccionar un sendero u otro, una acción u otra, en distintas instantes de la vida.
Un mantra del estoicismo moderno
Amor Fati se convirtió en un poderoso mantra del estoicismo moderno. Un tema que traté meses atrás en los capítulos de Vida Stoica:
PD. Articulo destinado a mi enorme amigo Guillermo Fierro, que cumple años ayer-el día de hoy.
¿El resultado define nuestro éxito o fracaso?
En el campo deportivo se valora a los atletas y equipos por la manera en que ganan partidos y trofeos, se infravalora algún otro género de éxito que no refleje de forma directa una mejor situación en la competición donde forman parte. Pero o sea solo la punta del iceberg de lo que se precisa para competir y progresar en un deporte. Adiestramientos, horas observando vídeos de los más destacados atletas, lesiones, errores, deportividad, etcétera. Son puntos que se olvidan pero que son igual o mucho más esenciales que el resultado.
Y sí, el fracaso es parte (y es primordial) del desarrollo de estudio de un individuo en cualquier aspecto de su historia y, en consecuencia, ha de ser tratado como un paso mucho más hacia la optimización. Esto acostumbra asombrar a la multitud, en tanto que el fracaso es lo contrario diametralmente a un resultado positivo (ganar un partido o marcar 3 tantos), con lo que frecuenta evadirse a toda costa y en el momento en que hace aparición está con apatía y decepción. Pero solamente lejos de la verdad, el fracaso nos hace estudiar distintas enfoques y maneras de enfrentar las ocasiones, y nos hace replantearnos por qué razón fallamos y de qué manera no regresar a cometer exactamente los mismos fallos.
¡Qué interesante! Creo que aceptar el destino puede ser liberador, pero no siempre fácil.
¡La aceptación del destino es clave para vivir en paz y ser feliz! 🌟🙏
Puede que aceptar el destino sea una forma de encontrar paz, pero también es importante recordar que tenemos el poder de cambiar nuestras circunstancias y luchar por lo que queremos. No dejemos que el destino dicte completamente nuestra felicidad. 🌟💪
¡Vaya artículo interesante! Creo que aceptar el destino es clave para encontrar la paz interior.