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Que nos enseña Romanos 8 12 15

    Conque, hermanos, deudores somos, no a la carne, para vivir de conformidad con la carne; pues si vivís de conformidad con la carne, moriréis; pero si por el Espíritu hacéis fallecer las proyectos de la carne, viviréis. Pues todos y cada uno de los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.

    Entre las confusiones que mucho más frustración crea en la vida diaria es la del amor. Esto pasa por el hecho de que confundimos conceptos y nos creamos inconvenientes insignificantes. Estos conceptos son fundamentales por el hecho de que guían el accionar familiar y dan forma a generaciones enteras. Observemos lo que nos comunica la Palabra de Dios.

    Es esencial que los cristianos comprendan que hay 4 expresiones griegas para amor. Son ágape, phileo, storge y eros. Tres de ellos se muestran en la Biblia. Si deseamos comprender la Biblia y el planeta de los espíritus, es esencial que comprendamos lo que significan estas expresiones y exactamente en qué se distinguen.

    Romanos 8:12-17 NTV

    En consecuencia, estimados hermanos y hermanas, no tienen la obligación de llevar a cabo aquello a eso que su naturaleza pecaminosa los transporta. realizar llevar a cabo; Ya que bien, si viven obedeciendo, van a morir; pero si por el poder del Espíritu dan muerte a las acciones de la naturaleza pecaminosa, van a vivir. Pues todos y cada uno de los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.

    Y no se les dió un espíritu que les esclavice al temor. Mucho más bien, han recibido el Espíritu de Dios en el momento en que él los adoptó como sus hijos. En este momento lo llamamos «Abba, Padre». Por el hecho de que su Espíritu se une a nuestro espíritu para corroborar que somos hijos de Dios. Conque, como somos tus hijos, asimismo somos tus herederos. En verdad, somos herederos con Cristo de la gloria de Dios; pero si deseamos comunicar su gloria, asimismo debemos comunicar su padecimiento.

    ¿Por qué razón debemos opinar esta expresión «quién contra nosotros»?

    En el momento en que nuestra promesa está en nuestro corazón, suponiendo en las promesas que Dios hizo para sus hijos, tenemos la posibilidad de disfrutarlas en toda la plenitud de la gloria de Cristo, si solo nos esmeramos en obedecerle.

    Si Dios está con nosotros es pues le nos encontramos obedeciendo, y nada ni absolutamente nadie nos puede vencer. Absolutamente nadie va a poder vencernos, y ellos no tienen la posibilidad de vencernos. Desde el instante en que Jesús derrotó al príncipe de este planeta. Si bien tengamos aflicciones si perseveramos en la obra del Señor, la victoria es ya nuestra.

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