En el momento en que nos encontramos desilusionados, la seguridad tiende a romperse, lo que nos hace sentir perjudicados y nos arrepentimos de determinadas acciones. Lo que nos hace meditar en algunas cosas.
De qué forma encararlo
Ciertas claves a tener en consideración para enfrentar estos estados de decepción son:
- No te hagas ilusiones con el resto . Es esencial intentar ver y admitir a el resto personas como son y no como te agradaría que fuesen, o sea, admitir tu individualidad y independencia personal.
- Comprender que el otro no es ni ha de ser como tú deseas, ni es misión del otro realizar las esperanzas que te has construido.
- Admite que el resto no son ni se comportan siempre como tú, sino más bien según su planeta de valores, opiniones, principios y vivencias.
- En el momento de crear esperanzas y anticiparse a los hechos, es requisito comprender distinguir los puntos que dependen de ti y los que no, centrarte y trabajar en los primeros. Asimismo con relación a los segundos, es esencial admitir que tienen la posibilidad de acontecer o no.
- Detectar y encauzar las conmuevas que brotan a consecuencia de las defraudes o desazones vividos. Es habitual y legítimo sentir tristeza, furia y frustración, pero cada uno de ellos debe estudiar a encauzar estas conmuevas.
- En ciertos casos puede ser útil charlar de estos sentimientos con alguien de seguridad que logre contribuir a contrastar y relativizar la situación. Y, si es viable, y si piensas que puede ser bueno, asimismo es conveniente comunicar estos pensamientos sobre la situación construída y los sentimientos conformados con la persona que provocó la decepción.
- Aprende a perdonar ahora liberarte de las malas intenciones para no caer en el rencor y el rencor, que acostumbran a dejar atascada a la persona.
- Regresar a confiar y arrimarse a el resto, si bien en ocasiones es precisa una separación anterior para administrar lo sucedido y poder enfrentar futuras relaciones y ocasiones sociales con ánimo nuevo.
Las conmuevas de decepción
La decepción acostumbra ir acompañada de otras conmuevas como la frustración, la tristeza, la furia y la íra. De manera frecuente, estas conmuevas tienen la posibilidad de despertar el deseo de vengarse de quienes nos han defraudado.
Como entendemos, el deseo de venganza solo empeora la situación y causa mucho más mal.
¿Qué es el engaño?
Los estudiosos describen la decepción como una emoción, una manera de tristeza, tal como una sensación de pérdida, una brecha incómoda o dolorosa entre nuestras esperanzas y la verdad.
En el momento en que pensamos que hay algo que debemos tener para sentirnos contentos y satisfechos, la decepción es muy simple. Más allá de que son desapacibles, nuestras vivencias de decepción nos ofrecen información importante sobre nuestras opiniones sobre nosotros, otra gente y lo que nos hace realmente contentos.
¿Qué puede ocasionar decepción?
La decepción nace a consecuencia de un hecho que no se ajusta a las esperanzas o pensamientos que teníamos y lo que ocurre en la verdad. Posiblemente esto se deba a que las esperanzas que establecimos eran bastante altas. En ocasiones tienen la posibilidad de estar aproximadamente basadas, pero no todas y cada una la gente contamos exactamente las mismas reglas y no todas y cada una la gente debemos ceñirnos a ellas, esto es, cada uno de ellos se comporta según nuestras esperanzas, no proseguimos las del resto.
Las defraudes consecutivas tienen la posibilidad de ser el resultado de un patrón ilógico o distorsiones cognitivas. Si estamos en esta situación, lo primordial es estudiar nuestros pensamientos y intentar cambiar los patrones de ideas por medio de la reestructuración cognitiva.
Prejuicio a relaciones dolorosas
En ocasiones pasa. Hay personas que tienden a comenzar relaciones o amistades con exactamente el mismo perfil de personalidad. Uno exageradamente dañino. Por servirnos de un ejemplo, los hombres y mujeres con mucha empatía y el tradicional síndrome de Wendy (necesidad de proteger y contribuir a el resto) de manera frecuente llevan a apegarse a los narcisistas.
O sea algo que pasa muy de forma frecuente: nuestro género de personalidad puede cuadrar con esos que no nos son convenientes. Todo lo mencionado por pretensiones insatisfechas, por esa baja autovaloración que nos hace sentir atraídos por personas con las que estamos perceptibles. Hasta el momento en que llega un instante en el que nos ofrecemos cuenta de la verdad, la manipulación, la decepción, el desgaste sufrido.