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Qué pasa si nunca te abrazan

    Sin el cariño físico de alguien próximo, nuestro circuito neurológico se rompe y esto nos puede conducir no solo a la inestabilidad sensible, sino más bien más que nada a cambios de conducta. La ciencia asimismo demostró que el trueque sensorial de un abrazo puede hacer mas fuerte nuestro cuerpo.

    Secuelas de la carencia de contacto físico

    La tecnología fué nuestra enorme aliada a lo largo de los meses de confinamiento y distanciamiento popular. No obstante, jamás puede sustituir el sentido del tacto. El tacto es el primer sentido que empleamos para estar comunicados desde el momento en que nacemos, es el mucho más primitivo y elemental. Tras tanto tiempo sin contacto físico, brotó un fenómeno llamado “apetito de piel”, término que mucho más a nivel científico se llama “privación de aprecio”, y que se asocia con daños sicológicos y físicos.

    Nuestro entendimiento tiene una reacción al tacto rápido activando áreas similares con la recompensa. Por consiguiente, la reducción del contacto físico provoca que nuestro cuerpo eche en falta algo con lo que comunmente cuenta. El cerebro descubre que algo no marcha apropiadamente, lo que disminuye los escenarios de oxitocina, dopamina y serotonina.

    El valor de no abrazar

    El distanciamiento interpersonal fué, adjuntado con la higiene de manos y la utilización de máscaras, la medida precautoria número uno para vencer al coronavirus. En el momento en que esto se realizó apropiadamente, la primera consecuencia fue una caída importante de las infecciones. No obstante, no fué gratis: el contacto físico, con todo cuanto supone, fué indudablemente una de las considerables víctimas psicosociales de la prevención de la Covid-19.

    Pasó un año desde el instante en que alegremente prolongar la mano y tocar (que es de las mejores formas de prolongar la mano y tocar) fue contraindicado de nuestro repertorio interpersonal, cuando menos de manera oficial.

    Ocho abrazos cada día

    Son muchos las ventajas psicofisiológicos de abrazar que ciertos autores han investigado sus características para fomentar la salud. Paul Zak, estudioso de la Facultad de Claremont, aun «recetó» 8 abrazos cada día como una manera de dejar en libertad oxitocina y progresar el confort. Entre los primordiales provecho de los abrazos podemos encontrar:

    • Dismuyen el agobio y la tensión.
    • Ofrece seguridad y protección.
    • Benefician el confort y la tranquilidad.
    • Mejoran la autovaloración, el empoderamiento.
    • Regula el estado anímico y el nivel de energía.
    • Impulsa la aptitud sensitiva.
    • Hacer mas fuerte la memoria y los procesos de estudio. La dopamina incrementa el estado anímico y la motivación. Las conmuevas asimismo establecen recuerdos.
    • Fisiológicamente, disminuye la presión arterial y enlentece la respiración.
    • Existen estudios que reportan actualizaciones en problemas, insomnio, regulación del apetito, mal crónico, retardo del envejecimiento (gracias a la hormona DHEA) y fortalecimiento del sistema inmunológico.
    • Promueven las relaciones entre personas y los sentimientos de conexión

    Se reitera el patrón

    Los pequeños que medran en familias donde no hay muestras de aprecio físico van a hacer exactamente el mismo en su historia adulta y en sus hijos. Esos pequeños que piensan que es habitual no abrazarse, de todos modos van a sentir esta necesidad de cariño y unión pues la gente marcamos esto en nuestro ser para superar.

    Também é possível que uma criança que cresce em um ámbito sem afeto se torne uma pessoa dependente y también precise que les outros lhe demonstrem afeto incesante por causa da insegurança sensible que o levou a crescer sem abraços ou demonstrações de afeto de sus progenitores.

    Nuestro ambiente

    El día de hoy, mucho más que jamás, es requisito ver el ambiente para comprender quién está cerca nuestro, especialmente si hablamos de nuestra familia. La mujer, el marido, los hijos, los progenitores, todos por norma general precisan la seguridad del aprecio por medio de una caricia que puede tomar múltiples formas físicas, como un beso, un abrazo, un apretón de manos, una palmada en el hombro o formas verbales. como saludos afables, halagos, ánimos como («¡de qué forma lo hiciste!», «¡tú puedes!», etcétera.). Frecuentemente una manifestación espontánea de aprecio puede diferenciarse entre la vida y la desaparición, la soledad y la alegría, el sentimiento de abandono o de compañerismo, etcétera. En nuestro planeta occidental, para estar comunicados, tendemos a emplear los sentidos de “distancia” (vista y oído) mucho más que los de cercanía (tacto, gusto, olfato). En muchas situaciones, y en ciertas etnias, estos últimos se convirtieron en tabú. La civilización llegó a supervisar las maneras de contacto físico de tal forma que, desgraciadamente, frecuentemente las reducimos a formas violentas o sexuales. Se puede decir que entre la multitud «nos acariciamos poco».

    En la niñez, por servirnos de un ejemplo, en ocasiones lo que se restringe es exactamente lo que la maternidad contribuye mucho más satisfacción: balancear, balancear y abrazar a nuestro hijo.

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