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Qué puede decepcionar a una persona

    En varias oportunidades, las defraudes cariñosas, familiares o de amistad tienen la posibilidad de deberse a que hay demasiadas esperanzas cerca de un individuo. En ciertos casos, tendemos a ser bastante idealistas en nuestras relaciones o en múltiples puntos de nuestras vidas.

    Por norma general

    Cuanto mayor es el vínculo y la seguridad con la otra persona y mucho más específica y definida la expectativa, mayor es la decepción si no se cumple. La decepción frecuenta ir acompañada de otras conmuevas como la frustración, la tristeza, la furia, la íra o sentirse engañado y decepcionado.

    Es esencial ser siendo consciente de que lo que verdaderamente defrauda no es la otra persona o el acontecimiento en sí, sino más bien la expectativa anterior que uno tenía con relación a él. Por consiguiente, la decepción es un desarrollo de adentro y sucede en el momento en que la persona no se relaciona con la gente como son, sino más bien como piensa que son o como le agradaría que fuesen.

    Procedimientos que se deben llevar a cabo para sobrepasar la decepción

    La sicóloga Esther Cabezas Gutiérrez nos ofrece ciertas pautas a continuar si sentimos un sentimiento de decepción con relación a un individuo:

    1. Regula las conmuevas que brotan a consecuencia de la decepción

    Artículos o servicios

    Adquirimos artículos o servicios que no requerimos, pero que deseamos. Por medio de la propaganda nos llega mensajes que causan conmuevas que incluimos (en ocasiones) en nuestros propósitos. Nos creamos esperanzas, en dependencia de ciertos causantes internos (personales) y externos (recientes), que tienen la posibilidad de transformarse en esperanzas altas, medias o bajas, según el responsable y el mensaje.

    Observamos un aviso en cualquier canal de transmisión (televisión, radio, prensa, comunidades, etcétera.) que nos impacta y decidimos obtener ese producto. Comunmente los mensajes que “enganchan” son los mucho más emotivos. Hacemos un ejercicio y “ubicamos” ese producto en nuestro día a día, en nuestra vida. Procuramos información agregada para contrastar los razonamientos que nos llevaron a persuadirnos y opinar que la requerimos. La información agregada asegura que lo es.

    Decepción por altas esperanzas

    La decepción puede producirse por la manera en que un individuo se comporta en las distintas ocasiones que vive. En ocasiones se depositan demasiadas esperanzas en algo o en alguien y esto transporta a la decepción en el momento en que no se cumplen esas esperanzas.

    Un individuo puede sentirse desilusionada de otra en el momento en que tiene enormes esperanzas puestas en ella. Por servirnos de un ejemplo, un padre puede sentirse decepcionado con un hijo por no poder algo, un jefe puede sentirse decepcionado con su usado por fallar en un preciso emprendimiento.

    Prejuicio a relaciones dolorosas

    En ocasiones pasa. Hay personas que tienden a comenzar relaciones o amistades con exactamente el mismo perfil de personalidad. Uno exageradamente dañino. Por servirnos de un ejemplo, los hombres y mujeres con mucha empatía y el tradicional síndrome de Wendy (necesidad de proteger y contribuir a el resto) de forma frecuente llevan a apegarse a los narcisistas.

    O sea algo que pasa muy con frecuencia: nuestro género de personalidad puede cuadrar con esos que no nos son convenientes. Todo lo mencionado por pretensiones insatisfechas, por esa baja autovaloración que nos hace sentir atraídos por personas con las que estamos perceptibles. Hasta el momento en que llega un instante en el que nos ofrecemos cuenta de la verdad, la manipulación, la decepción, el desgaste sufrido.