La definición más habitual de Dios es la de un ser supremo, omnipotente, omnipresente y omnisapiente; constructor, juez, asegurador y, en varias religiones, providente y salvador del cosmos y de la raza humana.
La antropología es la ciencia que se encarga del conocimiento humano. Mi propósito es que, en una sucesión de productos, hagamos una investigación comparativo entre lo que afirma y enseña la Biblia sobre el hombre (término genérico para masculino y femenino) y lo que se descubrió en el medio científico sobre el hombre.
Realizando un enorme reduccionismo, tanto teológico como científico, me atrevería a decir que, al fin y al cabo, en los dos campos la intención de la investigación tiene como máxima aspiración lograr un conocimiento mucho más terminado, profundo, substantivo y trascendente de lo que fenomenológica y estructuralmente entendemos del hombre y de Dios.
¿Cuál es el plan de Dios para el hombre?
Dios tiene un plan idóneo para todos nosotros. Él nos quiere y desea lo destacado para nosotros. Si bien en ocasiones no tengamos la posibilidad comprenderlo, tenemos la posibilidad de confiar en que su plan es bueno y especial.
La Biblia nos comunica que Dios nos creó a su imagen (Génesis 1:27). Esto quiere decir que somos como él en ciertos puntos, pero no de exactamente la misma naturaleza. Somos espirituales, pero asimismo somos físicos. Dios tiene un plan para nuestras vidas y nos dió todo cuanto requerimos para vivir según ese plan.
Entonces, ¿qué debe llevar a cabo la iglesia?
1. Ser la voz profética de la transformación.
El propósito de la iglesia quedó claro en las expresiones de Jesús –ser la voz profética de transformación en este planeta– y, no obstante, históricamente ha cedido a las corrientes filosóficas predominantes actualmente. La iglesia debe admitir que fue establecida frente todo para traer las buenas novedosas transformadoras de la justicia de Dios que salva a este planeta quebrantado.
Por una vida consagrada mucho más simple, mucho más libre, mucho más divina
En 1997, Juan Pablo II instauró las Jornadas Mundiales de la Vida Consagrada, a festejarse cada 2 de febrero, Celebración de la Presentación del Señor , con el propósito, como expresó en el mensaje de la primera día, de “apreciar poco a poco más el testimonio de quienes eligieron por proseguir de cerca a Cristo mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al tiempo, ocasión para la gente consagradas actualizar los propósitos y sentimientos que tienen que inspirar su distribución al Señor.”
Este año va a ser la XXVII Día Mundial y el Papa Francisco no va a estar encabezado en el Vaticano en tanto que está en la República Democrática del Congo y Sudán do Sul, en su cuarto viaje apostólico al conjunto de naciones africano, sino más bien por el Prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, Cardenal João Braz de Aviz, quien en carta firmada al lado de Arce El obispo secretario, José Rodríguez Carballo, invitó a la vida consagrada a “ensanchar la tienda”, con el estilo de Dios que es “proximidad, compasión y inocencia” y preguntándose, entre otras muchas cosas, “si se invoca al Espíritu fuertemente y perseverancia”. reavivar en el corazón de toda persona consagrada el fuego misionero, el celo apostólico, la pasión por Cristo y por la raza humana» (Vatican News, 27-01-2023).
El día que paró la música
El 21 de noviembre de 1980, en el momento en que se incendió el MGM Grand Hotel de Las Vegas, los sobrevivientes fueron llevados al Centro de Convenciones, donde festejaron asambleas de nuestras cruzadas . En una entrevista, el gobernador Robert List charló sobre de qué manera solo 24 h antes, la multitud se se encontraba divirtiendo en MGM. «Y qué veloz», ha dicho, «la música se detuvo».
Un día, para todos ustedes, si desconocen a Dios, la música se detendrá. Se terminará. La Biblia afirma que «los humanos están premeditados a fallecer solo una vez, y entonces va a venir el juicio» (Hebreos 9:27, NVI).