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Qué dice Socrates del destino

    Sócrates entrega al alma un espacio preponderante en el ser del hombre, de forma que la considera su esencia, y por consiguiente ?cautelosa? eso es lo único que debe importarle al hombre, muy sobre todas las cosas lo demás. Absolutamente nadie antes de él le había dado tanto valor al alma.

    Por Jorge Martin

    El interés por la figura de Sócrates recorre toda la producción filosófica de Henri Bergson, desde el llamado Cahier noir (1884-1885) hasta Les deux source de la morale et da religión (desde 1932). En el primer capítulo de este último trabajo, distingue 2 géneros de sociedades (cerradas y abiertas) que remiten a 2 fuentes: la presión y la aspiración. Mientras que la ética clausurada se disminuye a fórmulas impersonales, la ética abierta se materializa en personalidades inusuales, como los santurrones del cristianismo, los profetas de Israel, los arhats del budismo o los sabios helenos, entre otros muchos. La emoción que despiertan en nuestra alma no es una compulsión, sino más bien una atracción aproximadamente irreprimible. Se transforman en modelos o ejemplos que aspiramos a imitar de manera original. Es así como Sócrates fué el inspirador de todas y cada una las considerables filosofías de Grecia, aún sin haber escrito nada.

    De qué manera y por qué razón un ciudadano no debe eludir el cumplimiento de la ley

    “Planteamos lo que mandamos, y no de forma despótica, sino más bien dejando la opción de ser obedecidos o ser persuadidos en caso contrario. No obstante, quien no admite una de estas opciones, no obra bien…”

    Platón en Critón (circa 390-385 aC): la personificación de las leyes (XII)

    El origen del alma

    Platón lleva a cabo sus mitos como procedimiento para aproximarnos a una situación para la que no nos encontramos correctamente preparados.Los mitos nos llevan a aquellas realidades para las que la razón no es completamente útil.En uno de estos mitos que podemos encontrar en el Timeo, transmite las próximas ideas sobre el origen del alma:

    El Demiurgo edificó el cosmos según un modelo idéntico y traje, apoyado en el Sitio donde habitan las ideas eternas, de esta manera el cosmos propósito es una copia perjudicada por el devenir y jamás existe totalmente. Este ser vivo tiene un alma llevada a cabo por el Demiurgo, de la mezcla de la substancia indivisible y también invariable con la divisible. El Demiurgo consigue de esta mezcla una tercera substancia, que tiene dentro lo mismo y lo otro, que resulta de la identidad del ser (lo mismo) y de la distinción que puede hacerse entre movimiento y reposo, con los que se mezcla, pero en los que es imposible achicar. Entonces mezcló los tres para conformar solo una substancia. De esta manera, el alma está formada por exactamente la misma, la otra y la tercera substancia. Dividido y matemáticamente unificado, se desplaza de manera circular, virando en torno a sí mismo y en un movimiento causado por él mismo. Al tomar contacto con elementos de una u otra naturaleza, tiene una reacción estableciendo identidad y diferencia y, más que nada, la situación de las cosas con relación a sus esencias.

    SÓCRATES. ENTRE LA OBEDIENCIA Y LA REBELIÓN.

    «¿Sabes, Echecrates, cuál fue el objetivo del hombre del que tenemos la posibilidad de decir que fue el más destacable de los fatales que conocemos en nuestro tiempo, y asimismo el mucho más sabio y el mucho más precioso de los hombres» Fedón, o Inmortalidad da Alma Platón

    “Para mí, lo conozco como lo pinté: tan piadoso, que no logró nada sin el permiso de los dioses, tan justo que jamás dañó a absolutamente nadie y prestó los mayores servicios a los que atendían sus negocios, conjunto de naciones que jamás prefirió lo interesante a lo franco, tan sensato que jamás se confundió en la apreciación del bien y del mal; Dotado para el intelecto de semejantes cosas, con la capacidad de explicarlas y definirlas, hábil para evaluar a la gente, descubrir sus faltas, transformarlas en virtud y amabilidad, me dio la sensación de que se encontraba hecho para ser el más destacable y el mucho más feliz de los hombres.” Memorias de Sócrates Jenofonte

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